En el suave
perfume
De mi
infancia,
Esta tu
aroma
Blanca dama.
En mis manos
De inocente
niña
Tu suavidad
aurea
Aun se
palpa.
Enredada al
muro,
De aquella vacía
casa
Esperas el
reencuentro
Con perdidas
almas.
Dama de
noche
De pureza
eterna,
Haces que recuerde
En su patio,
a mi abuela.
Si cierro
mis ojos
Mi niña aun
corre
Por los
verdes y blancos
Que tu
misterio esconde.
No quiero
que cierres
Tu blanco
corazón,
En el
encierras para siempre,
La niña que
ya no soy.
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